sábado, 10 de septiembre de 2011

Bulimia

Delante del espejo. me miro, me reflejo. Me miro la tripa, me miro el culo, los muslos  las piernas, Me miro el busto y después me miro la cara. Me miro mi propia cara. Aparece mi expresión de desagrado. Me giro y me pongo de perfil, esperando que algo cambie, pero nada, sigue igual. Todo sigue igual. desde ese instante me digo a mi misma que todo cambiará. Me declaro en huelga de calorías e intento no fastidiar.Y entonces todo va genial, hasta que aparece. Hasta que aparece el hambre. Me convenzco a mi misma e intento saciar la gula con algún tentempié. Pero como bien he dicho, solamente lo intento, porque nunca lo consigo. El hambre me traiciona y me obliga a dejar la huelga.La huelga se convierte en ansiedad. Ansiedad repentina.De hasta llegar a explotar. Incluso comer por comer. Y después del atracón es cuando llega lo peor; la culpabilidad. El tremendo cargo de conciencia. Y aquí es cuando empieza el problema. cuando intentas deshacerte  de la culpa. No sabes como hacerlo. no puedes caer en la anorexia, porque sabes que careces de fuerza de voluntad. Tampoco en la bulimia, puesto que no puedes maltratar a tu cuerpo. Y tienes miedo. Miedo a caer en una de esas dos fáciles maneras de perder peso. Mucho miedo. No puedes ni quieres caer. Pero lo más triste es cuando no te das cuenta de que ya lo as hecho.



No hay comentarios:

Publicar un comentario